Esta es la pregunta que deberían hacerse nuestros campesinos que a diario laboran la tierra, para producir alimentos, y la respuesta desde mi punto de vista es NO y es no por las razones que a continuación tratare de presentar de manera clara.
No es negocio porque tenemos ineficiencias en la producción, un ejemplo concreto de ello son nuestros productores de mora, hoy producen en promedio por hectárea entre 6 y 7 toneladas al año, los productores eficientes producen entre 13 y 15 toneladas por hectárea. Lo más grave es que el costo de producción por hectárea es casi el mismo; esto no solo ocurre para el cultivo anterior sino también se presenta en muchos otros como lo son el de tomate de árbol, granadilla, leche, queso entre otros.
Otro aspecto muy importante que afecta el negocio del pequeño agricultor es el que tiene que ver con los insumos; ¿Cuál de nuestros agricultores compra al por mayor? Pues la respuesta es ¡ninguno! Todos compramos insumos al por menor y así nos toca pagarlos a un mayor costo.
Y pregunto: ¿Cuántos de nuestros agricultores vender al por mayor y en centros especializados de comercio? La respuesta es muy pocos o quizás alguno si a caso. La mayoría venden en la entrada de la finca, al por menor y al intermediario que viene a recoger los productos.
Por último ¿Cuántos tenemos en la finca equipos costosos, que solo utilizamos de vez en cuando como guadañadoras, picadoras, estacionarias, etc.? ¿O será mejor que alquiláramos esos equipos a un bajo costo y cuando los necesitemos?
Las razones anteriores de las que en otra oportunidad escribiremos son las que convierten el hecho de ser agricultor o ganadero en mal negocio. ¿Pero qué hacemos? ¿Dejar de sembrar, irnos al pueblo, protestarle al gobierno? Definitivamente NO, lo que tenemos que hacer es corregir estas ineficiencias. La pregunta es ¿Cómo? La respuesta es para discusión, pero considero que se deben realizar acciones fundamentales.
La primera: Mejorar nuestra producción y para ello es necesario que nuestros agricultores reciban asistencia técnica y transferencia de tecnología. No podemos seguir produciendo sin tener análisis de suelos de nuestros predios, sin que aprendamos a producir abonos en nuestras fincas, sin que aprendamos a manejar integralmente nuestros cultivos; lo cual se logra con un servicio de asistencia técnica de calidad, con profesionales y/o técnicos idóneos comprometidos con los productores rurales.
La segunda: Mejorar nuestro acceso a insumos y a mercados, para conseguir lo anterior es necesario impulsar de manera decisiva la asociatividad. Único camino para corregir las inequidades para acceder a insumos a menor precio y a mercados que paguen mejor nuestros excelentes productos.
La tercera: una tercera y no menos importante es mejorar la calidad de la educación rural para que desde la escuela se incluyan contenidos curriculares que permitan entregarle conocimiento a nuestros niños y jóvenes acerca de cómo producir, trabajar en equipo, ser solidarios, honrados, y además de conocimientos básicos en manejo de animales, cultivos, huertas caseras, seguridad alimentaria.
Si hacemos bien la tarea muy seguramente reduciremos los niveles de pobreza, aumentaremos el ingreso, acabaríamos con la desnutrición. La tarea no es fácil, requiere la voluntad de los actores del desarrollo rural y fundamentalmente de quienes somos agricultores o ganaderos.
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